Domingo, 26 de marzo…..
Para muchos, posiblemente, un domingo más, pero para nosotros, un domingo algo ajetreado donde preparar el equipaje. Un equipaje, no sólo lleno de ropa y otros enseres, sino lleno de ilusiones e inquietudes de lo que estaba por llegar.
Un no parar hasta la madrugada.
Las 02:00, ya del lunes 27, nos encontramos los 14 compañeros, junto a Pilar y Alicia, en la puerta principal del colegio.
Y llegó el autobús… Despedida de las familias y, sin más, estábamos rumbo a Barcelona para coger nuestro vuelo al aeropuerto de Fresland, en Bergen, Noruega.
Aterrizamos y nos trasladamos al colegio Saint Paul, para encontrarnos con nuestros correspondientes noruegos, pero no sin antes recibir la bienvenida del colegio y visitarlo.
Y en nada, ya estábamos con ellos, en sus casas, conociendo a sus familias. Familias que iban a ser la nuestra y que nos iban a mostrar otra cultura y otras costumbres.
Bergen, es la segunda ciudad más importante de Noruega.
Situada entre las laderas de las montañas y con vistas al mar, tiene un paisaje espectacular que pudimos admirar desde los miradores del monte Fløyen.
Paseamos por el barrio de Bryggen y sus inconfundibles casitas de vivos colores. Vimos el Fuerte Bergenhus con la Torre de Rosenkrantz.
Además, visitamos el museo KODE y el museo de ciencias VilVite.
La ciudad es conocida por ser la puerta a los famosos fiordos noruegos, por lo que no nos los podíamos perder.
Hicimos un crucero para admirarlos. Toda una gran experiencia para los sentidos, a pesar de casi “quedar congelados” en el intento. Incluso probamos el agua de una de sus cascadas…. Fresquita, fresquita.
Pero no todo fueron visitas culturales, también hubo tiempo de disfrutar y compartir momentos todos juntos, pasando por la bolera y poniéndonos a punto en el gimnasio.
Asistimos a una fiesta que celebró el colegio, junto a los profesores, pero también pudimos bailar, puesto que otra noche fuimos a una discoteca, esta vez sí, sin profesores.
La semana pasó volando. Era fin de semana, y teníamos aún dos días por delante para convivir, más a fondo, con nuestras familias noruegas.
Cada uno podría contar lo que hizo en particular y sus anécdotas, pero necesitaríamos mucho más que esta crónica para contarlo.
Tanto noruegos como españoles no perdimos un segundo y sacamos tiempo para reunirnos en casa de uno de ellos para cenar, bailar, reír, hablar…..
Y llegó el momento no deseado. Ese que nos decía que nuestro viaje había llegado a su fin.
Momento de despedidas, pero éstas diferentes a las de Valencia porque ahora sí que finalizaba nuestro intercambio.
Primero de las respectivas familias y después, ya en el colegio, de nuestros amigos.
Tristes porque nos hubiésemos quedado un poco más, porque los íbamos a echar de menos, pero felices por regresar a casa.
Sin duda ha sido una gran experiencia. Enriquecedora. Algo más que sumar a nuestras vidas. Para que veáis lo bien que nos lo hemos pasado y los amigos que hemos hecho, os lo resumiríamos haciendo una sencilla pregunta…
¿PARA CUÁNDO LA PRÓXIMA?
Paloma Raga, alumna de 1º de Bachillerato.