María De Loño Gisbert, alumna de 1° Bachillerato, decidió durante el pasado curso estudiar 4° de la ESO en Estados Unidos. No es la primera en tomar esta decisión, ni será la última. Actualmente, vivir la experiencia de estudiar un trimestre o incluso un año entero en otro país, es un opción para algunos de nuestros alumnos que tienen la inquietud de conocer diferentes lugares y aprender idiomas.
Nos entrevistamos con María para ver qué tal ha funcionado el programa, tanto a nivel académico como personal.
La conversación va y viene, mientras María narra su experiencia y responde a las preguntas sobre el otro colegio. Resultan muy interesantes sus impresiones acerca del sistema educativo americano.
¿Por qué Estados Unidos y 4° ESO ?
Ya conocía el país y le apetecía vivir su experiencia de aprendizaje allí. Tal vez, si tuviera que volver a elegir, lo haría en 3° de la ESO porque tiene la sensación de haberse perdido parte de los contenidos de 4°. Pero, en cualquier caso, la experiencia ha sido positiva.
Parece tranquila, a veces se entusiasma, otras, le cuesta encontrar las palabras para dar respuesta a las preguntas, pero sea como sea, me sorprende encontrar a una María algo distinta, mayor, madura, con las ideas muy claras. Me da la impresión de que ha vivido situaciones muy especiales durante el pasado curso y esto es lo que me cuenta:
La principal motivación para emprender este viaje era el inglés. Está claro que ir allí durante un curso entero es una inmersión total que va a llenar su mochila lingüística para siempre, pero ella habla además de otra inquietud que la llevó a decidirse: la experiencia en sí, vivir algo diferente, conocer a otras personas y otra cultura.
Me va describiendo a los miembros de su «familia americana», la casa, sus costumbres… no son su familia real, pero han cumplido a la perfección con este papel durante unos meses. No obstante, conforme María va hablando, intuyo algunas sombras en su relato. Y digo intuyo, porque a esto me refiero cuando digo que la veo diferente, a que mide sus palabras y sabe cómo contar las cosas.
Claro que ha tenido momentos de bajón, pero con una actitud positiva los ha superado sin mayor dificultad. Sigue repitiendo: «hay que ir con la mente abierta ante lo que puedas encontrar».
El pueblo de Panamá, en el estado de Nueva York, era pequeño, pero su High School, tal y como nos la imaginamos. Un bullicio de estudiantes yendo y viniendo, reorganizando sus taquillas para ir a la clase siguiente. Porque allí, los que se mueven son los alumnos que acuden a clases tan tradicionales como las nuestras, matemáticas, lengua y literatura (que allí es inglés), ciencias de la tierra, historia de Estados Unidos… pero lo que ella ha encontrado más interesante son esas otras asignaturas que dice, pretenden «descubrir los talentos». Y precisamente fue descubriendo talentos cuando conoció a más gente. Supongo que el hecho de estar en un coro, en un estudio de fotografía, en un equipo de deporte o en una banda, da pie a entablar una conversación y a estar en un ambiente más distendido.
Según María, el sistema americano, fomenta la creatividad y da muchísima importancia a los deportes, aunque los contenidos tradicionales son algo más flojos y el nivel de exigencia a la hora de hacer exámenes, también.
En cuanto a los profesores y compañeros, » había de todo», en general entendía las clases y lo que ponía en los libros. Lo más difícil, los comentarios de texto. Trabajaban bastante con apuntes y con ordenador.
Los compañeros eran acogedores, pero también es cierto que ella hacía por socializar y tenía una cosa clara: » Si iba allí era para hablar y hablar inglés».
«Por decir algo negativo de ellos, eran muy competitivos y luchaban por tener sus honor rolls o reconocimiento de buenas notas». Confiesa que allí hablaba más con sus compañeros de lo que lo hace aquí. Se abrió más con gente de su edad, aprendió a desenvolverse en otras situaciones, a madurar adaptándose a las circunstancias. “Aquí, en España, puedo contarle cosas a mi familia, pero allí estás solo y tienes que cambiar de mentalidad. Te abres más a la gente.»
Trae muchos recuerdos pero es consciente de que ahora está aquí y que toca afrontar 1° de bachillerato con las mismas fuerzas y el mismo entusiasmo que la llevaron a su aventura americana.
¿Valoración de la experiencia?
«Muy buena. Está claro que como en casa en ningún sitio, pero te puedes amoldar y aprender a no estar triste en los momentos en que los echas de meno. He aprendido un montón de cosas, he conocido gente y he descubierto otras costumbres.»
¿Qué ha cambiado al volver a España?
«Yo he cambiado. He vivido un año fuera de casa, pero mientras, aquí también ha pasado un año y las cosas han seguido su curso».
¿Si tuvieras que dar un consejo a otros compañeros que quieran estudiar fuera, qué les dirías? ¿Hace falta tener cierta madurez para irse? María piensa…
«No. Hace falta ser valiente, tener claro que te quieres ir, motivación y curiosidad por aprender. Ir con la mente abierta, ya madurarás allí».
Y volviendo al presente, ¿ Cómo se presenta el curso? Sé que has estado repasando algo en verano para ponerse al día en física y química, matemáticas… pero dice que hay asignaturas como lengua o valenciano que no ha visto en un año. Aún así dice que tiene «ganas y esperanza…pero algo de miedo».
Seguro que supera el curso con éxito y además está en casa, tiene a su familia que ha sido un apoyo e todo momento y está en La Salle, tiene a sus compañeros y profesores de siempre, para echarle un mano en lo que necesite.
¡MUCHAS GRACIAS POR CONTARNOS TU EXPERIENCIA, MARÍA!
Maite Heredia.
Responsable de Programas Internacionales.