Durante las dos últimas semanas de enero, 32 pasajeros venidos del Distrito Arlep, 2 del Distrito Bolivia-Perú y 1 del Distrito Centroamérica-Panamá, se han reunido en la casa La Salle de Griñón (Madrid) para vivir una experiencia única: el extraordinario viaje del Programa Superior de Formación de Directivos La Salle.

Imagina un avión, con 35 pasajeros y su correspondiente tripulación. Imagina a esa tripulación mirando con cierta condescendencia a los nuevos pasajeros que, torpemente, iban  haciendo check-in buscando solo aprendizaje técnico, académico. Imagina que, poco a poco, esos mismos pasajeros se van dando cuenta de que este aprendizaje no son más que paradas necesarias para llegar al verdadero destino: las experiencias de vida,… de nuestra vida.

Imagina ahora un comandante cada día. Una persona experimentada, con muchas horas de vuelo. La Compañía Aérea del IGS-La Salle ha seleccionado con mimo a los mejores. Juntos nos ponen en el aire cada día, a más de 3.000 pies, justo a la altura de los sueños, para que nos lancemos a mirar con otros ojos nuestras realidades locales: nuestros lugares de Misión. 

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Los comandantes, desde el principio, han apelado a nuestras emociones. Hay que sentir como sienten nuestros niños, niñas, jóvenes y sus familias, para darles una respuesta adecuada, que responda a sus inquietudes y que, al mismo tiempo, siga haciendo crecer nuestra Misión, nuestra esencia. 

Imagina que te llevan a conocer nuestro universo social, líquido y lleno de incertidumbres, en el que hemos de saber reconocernos como la vaca púrpura que marca la diferencia. Un universo en el que mirar la ley educativa como una herramienta y no como una dificultad añadida. Que te demuestran lo importante que es comunicar desde ese efecto wow que, en ocasiones, tanto nos falta. Bailando juntos, con tu entorno, con sus dificultades, pero ágil y grácil como una de las aves que comparten con su vuelo, tu viaje por las alturas. Todo, siempre, sin olvidar lo que somos y amamos, desde El que nos amó primero y hasta el extremo.

Sigue imaginando, e imagina ahora a un sobrecargo de categoría, siempre atentos a nuestras necesidades. Los Agentes de Rampa, los hermanos Juan Antonio y Rufino, así como todas las Agentes de Catering Aéreo hacen que los momentos más intensos del viaje reposen para que la experiencia sea plena y memorable.

Lo que no podíamos imaginar era que este viaje nos llevaría a experimentar como, poco a poco, los corazones de los pasajeros van latiendo al un mismo ritmo; haciéndote sentir, anticipadamente, lo duro que será el final del vuelo. 

Pero, como todo viaje, no termina con el aterrizaje. Queda volver a casa y digerir la experiencia, para sacar de ella una historia nueva, una ilusión encerrada en fotos, en imágenes, que sirvan de impulso para transformar nuestra realidad. Era lo quería San Juan Bautista de La Salle. Es lo que nos une. Es nuestra vocación. Es lo que somos, nuestra identidad. Yo vuelo. Volamos. Soy de La Salle.